Resistencia a prueba de todo

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El rugby subacuático comenzó a practicarse en entrenamientos militares, concretamente se estima que se originó en la marina francesa que luego se replicó en Kenia con cocos. Otra versión afirma que la práctica constituía parte del entrenamiento de buzos alemanes.
No obstante, a ciencia cierta no hay muchos registros que convaliden el origen del rugby subacuático.
Lo concreto es que está considerado un deporte de contacto que se juega en apnea con dos equipos de seis jugadores cada uno sumergidos en una pileta, y cinco de sustitutos sin límite de cambios en la superficie; el desafío es embocar el balón en una cesta que se encuentra al fondo.
Las competencias regionales, nacionales y mundiales incluyen diversas categorías, las más comunes son la élite, de ascenso y femenino.

¡A jugar!

Los equipos se ubican en el fondo de la pileta en tres posiciones: atacantes, defensas y arqueros que tapan la cesta para evitar que emboque el equipo contrario.
Los atacantes empiezan la jugada con el balón agarrado con ambas manos, las defensas son los encargados de frenarlos para evitar que lleguen a los arqueros.
Los jugadores del equipo contrario pueden sorprender a su adversario desde cualquier posición.
La distancia entre los jugadores es de dos metros, permanecen en el agua unos 5 a 15 segundos y suben para que ingrese el relevo. La pelota se debe agarrar con las dos manos por delante.
Cada tiempo dura 15 minutos (son dos tiempos en total) y el descanso es de cinco minutos.
Las estrategias de juego habituales son el portero, un jugador en la defensa y cuatro atacantes; otra opción es un arquero, dos defensas y tres delanteros; o bien, un arquero, tres defensas y tres delanteros.
El árbitro sumergido con los jugadores considera gol cuando el balón esté por debajo del borde de la portería; lo indica con una señal sonora compuesta por dos sonidos largos continuos.
En caso que durante el partido se produzca un penal se adicionará un minuto como tiempo complementario.