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La intervención de los tatuadores en el cuerpo conlleva ciertos riesgos porque se utilizan elementos punzantes, con químicos, que pueden desencadenar desde infecciones cutáneas, infecciones víricas, alergias e, incluso, la transmisión de enfermedades.
Respecto a las infecciones cutáneas se desarrollan cuando el microorganismo entra en la piel, pueden ser bacterias, o microbacterias que se reproducen ante la falta de higiene de la persona, del tatuador e incluso de la zona y elementos que se empleen.
En caso de que la infección se presente después de practicarse el tattoo hay que tratarla de inmediato con un médico para evitar que se propague a otras zonas del cuerpo.
También puede suceder que a raíz de un tatuaje se transmita una enfermedad por vía hematógena (a través de la sangre), por ejemplo, tuberculosis, tétanos, sífilis, hepatitis B, C y D e incluso VIH.
Por otra parte, las reacciones alérgicas se producen a causa de los componentes de los pigmentos que se utilizan, tal es el caso del color rojo que contiene óxidos de hierro y pigmentos orgánicos de madera de sándalo lo cuales podrían conducir a una reacción al entrar en la dermis; el azul, negro, verde y amarillo son otros tonos que por su composición pueden conducir a una reacción alérgica.
Dependiendo de cada caso se suele realizar antes un estudio particular de alergia.

Prevenir

En la mayoría de los países la práctica de tatuarse está regulada por el Ministerio de Salud que establece el marco legal y regulatorio en el cual enumera las condiciones higiénico sanitarias que deben respetar los estudios dedicados a realizar tatuajes, piercing y micropigmentación, en lo que se refiere al uso de herramientas y sustancias. De hecho, los tatuadores deben certificar un curso de Higiénico Sanitario obligatorio.

No obstante, los usuarios también pueden tomar sus recaudos al momento de tatuarse.
En este sentido, antes de cualquier intervención se recomienda informarse sobre el local, puntualmente que cumpla las condiciones higiénicas reguladas, incluyendo ventilación, limpieza y desinfección diaria, prohibición de entrada de animales y botiquín equipado.
Asimismo, es importante conocer los antecedentes del tatuador, su formación y experiencia, como también que respete las condiciones sanitarias y de higiene.
En otras palabras, antes de tatuarse es necesario explorar las alternativas, si es el primer tatuaje y el diseño implica ciertos químicos con prevalencia a causar alergias hacer el estudio previo de alergia para descartar cualquier reacción inoportuna.
Vale agregar que en algunas jurisdicciones la normativa establece que el tatuador esté vacunado frente a hepatitis B y el tétanos.
Asegurarse de que los elementos y herramientas que se utilicen sean descartables y/o esterilizados, inertes y no tóxicos para prevenir la irritación o reacciones alérgicas.